martes, 8 de abril de 2014

Cultura judía en la actualidad: España

 La presencia judía en España es reducida, si se compara con la de otros países europeos o si se opone a otros colectivos religiosos no católicos presentes en la sociedad española. Sin embargo, está conociendo una evolución sociológica interesante.
En 1992, el reconocimiento oficial del judaísmo por la España democrática no solo fue aquel acto emblemático de reparación de una realidad histórica de reconocimiento de la presencia de comunidades modernas, también fue para los judíos una señal de apertura, hacia el exterior de sus comunidades y también apertura religiosa e ideológica dentro de las mismas.
En el aspecto étnico-religioso en relación entre origen geográfico y doctrinas, se ha producido una evolución clara. Antes las corrientes religiosas del judaísmo español estaban muy vinculadas a los orígenes geográficos de sus miembros. Sin embargo, actualmente la adhesión de las distintas corrientes ya no se pueden desvincular de las profundas transformaciones sociales experimentadas en todos los países occidentales.

Finalmente en el judaísmo español existe una doble influencia que combina el judaísmo ortodoxo (moderno) con unas corrientes progresistas procedentes de los Estados Unidos muy activas y abiertas ante los nuevos retos ideológicos de la sociedad posmoderna

Corrientes del judaísmo español.
A continuación se detallan las principales tendencias hoy en día en España. Tomando como referencia central el judaísmo ortodoxo, de más religioso a menos religioso se presentan de la siguiente forma:
·         El judaísmo “ultra ortodoxo”.
·         El judaísmo “ortodoxo” este suele adoptar el nombre de “ortodoxo moderno”.
·         El judaísmo “reformado” que tiene dos vertientes: El judaísmo tradicionalista y el liberal.
·         El judaísmo “laico” que se defiende de ser a-religioso.

Interpretar el judaísmo plural en la sociedad española actual:
Existen varias lecturas, de entre las cuales una dialéctica que agrupa dos niveles: Uno interno al colectivo judío y otro externo que descansa en relación de los judíos con España y la sociedad global.
·         A nivel interno:
Para los judíos la reconfiguración del judaísmo y de la judaicidad en varias sensibilidades no es exclusiva en España. Es más bien la expresión tardía de la Península Ibérica de un movimiento que ya se ha dado en otros países de Europa desde hace ya unas tres décadas.
·         A nivel externo:
Están presentes, evidentemente, el factor del “reto identitario”, afirmándose como judío en una sociedad de profundas raíces católicas. Y el factor demográfico intentando mantener un número de judíos que permita al judaísmo vivir y transmitirse.


lunes, 7 de abril de 2014

La Pascua judía y otras fiestas

Ya que nos estamos acercamos a Semana Santa, que proviene de la Pascua judía, vamos a profundizar en la Pascua y en otras fiestas judías.
Dios designó siete fiestas para el pueblo Judío en los capítulos 23 y 25 del Levítico. Las fiestas recuerdan a los judíos sus antepasados y las promesas de bendiciones por venir. Las fiestas caen en fechas diferentes cada año porque siguen el calendario lunar judío en lugar del calendario gregoriano solar. Las fiestas comienzan y terminan en el ocaso. Además de las fiestas levíticas ordenadas por Dios, los judíos han añadido fiestas para conmemorar ciertos acontecimientos históricos.

Pascuas
Dios comienza el calendario de fiestas de la Pascua en Levítico 23:4-5. La fiesta comienza al ponerse el sol en el día 14 del primer mes, Nisán y dura ocho días. La Pascua, también conocida como Pésaj, celebra la redención de hebreos de la esclavitud en Egipto con la ayuda de Dios. La fiesta de la Pascua, llamado Seder, tiene un ritual muy preciso que reproduce algunos de los eventos que ocurrieron durante la Pascua original en Egipto.

Fiesta de los Panes sin Levadura
La Fiesta de los Panes sin Levadura, o Jag Hamotzi, cae el día posterior a la Pascua, como se indica en Levítico 23:6-8. Muchos celebran la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura como una fiesta única. La fiesta conmemora la salida de los Judíos de Egipto, en la que no pudieron esperar a que el pan creciera luego de haber sido cocinado. El pan sin levadura aparece en la mesa del Seder junto a otros alimentos simbólicos.
Primicias
La fiesta de las Primicias, o Yom habikkurim, celebra la cosecha a los 16 días de Nisan como se indica en Levítico 23:9-14. Las Primicias comienzan con el conteo del Omer durante 49 días, que fue el tiempo que le tomó a los hebreos salir de Egipto y llegar al monte Sinaí. Dios decretó que la fiesta comenzaría cuando llegaran a la Tierra Prometida y designó la clase de ofrendas a ser entregadas.
Fiesta de las Semanas
La Fiesta de las Semanas, conocida como Shavuot y Pentecostés, se produce 50 días después de las Primicias, de acuerdo a Levítico 23:15-21. Se celebra el regalo de Dios de la Torá, o Ley a los judíos y su pacto con Dios.
Fiesta de las Trompetas
La Fiesta de las Trompetas, conocida como Yom Teru'ah, cae en el primer día del séptimo mes de Tishri según Levítico 23:23-25​​. Celebrada como Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, la fiesta celebra la creación de los seres humanos. Los judíos celebran con alimentos dulces y bendiciones. La fiesta dura dos días y los creyentes judíos recuerdan este día como aquél en el que la humanidad es juzgada de acuerdo a lo que ha ocurrido en el último año. Durante la semana siguiente, los judíos se involucran en actos de caridad, entrega de ofrendas y oraciones de perdón que influencien el día del juicio final en el Yom Kippur.
Día de la Expiación
El Día de la Expiación o Yom Kippur, se celebra el día 10 de Tishri y es el día del juicio final para los eventos del año. Levítico 23:26-32 lo decretó como un día de ayuno y oración. El sonido de la trompeta Shofar indica la finalización del día, y determina que la gente puede comer.

Fiesta de los Tabernáculos o Tiendas

La Fiesta de los Tabernáculos, descrita en Levítico 23:33-43 como Sucot, se produce el día 15 de Tishri. Los hebreos construyen refugios temporales con cabinas para recordar de los 40 años atravesados en el desierto. Todos los pecados se han expiado y todos están felices.

miércoles, 2 de abril de 2014

Comida Kosher

Kosher es una palabra que deriva del hebreo Kashrut que significa “puro”Por lo tanto, si aplicamos la palabra Kosher al ámbito de la comida y la alimentación nos referimos a alimentos puros, aptos en cuanto a seguridad alimentaria y calidad, para ser consumidos por judíos. Son las leyes judías las que establecen cómo deben ser los alimentos, cuales están permitidos y cuales no. Cómo se deben tratar otros alimentos, cómo se deben sacrificar, etc. De esta forma tenemos desde animales o aves kosher, productos lácteos y derivados, huevos, frutas, verduras, cereales, vino, aceite, condimentos, etc.

Características de los alimentos kosher

En cuanto a la carne, las normas que estables qué se puede consumir y qué no lo dejan muy claro. La Torá indica que solo se pueden comer animales de ganadería y caza que tengan pezuñas y sean rumiantes. Las dos características a la vez, por ejemplo los cerdos tienen pezuñas pero no rumian, por lo tanto no se pueden consumir.
Además, el hecho de que tengan pezuñas y rumien no les otorga directamente el placer de poder ser consumidos. Deben ser sacrificados por un “Schochet”, un matarife ritual. No se debe causar dolor a los animales esto es, primero se deja inconsciente de forma inmediata al animal y después se le mata de forma, también, inmediata.
Después del sacrificio se deben eliminar grasas, piel y venas. Se extrae la sangre sumergiendo al animal en un baño de agua a temperatura ambiente durante 30 minutos y la carne es salada durante 1 hora.




Los derivados de estos animales, por ejemplo la leche y los derivados lácteos, como yogures, etc. Se pueden consumir, eso sí, siempre que se hayan elaborado con condimentos o aditivos kosher. Además, hay una prohibición, que indica que no se pueden cocinar productos cárnicos con leche. Aunque sean kosher de forma separada. Incluso, no se pueden consumir a la vez de forma separada y hay que dejar un espacio de tiempo de algunas horas para poder hacerlo.

 Las únicas aves que se pueden comer son el ganso, el pavo, el pollo y pavo. Por lo que no se pueden comer las aves de caza mayor o menor. Solo las domesticadas desde hace siglos. El proceso para sacrificar y limpiar al animal sería similar. Los huevos de estas aves se pueden comer, pero siempre que no tengan nada de sangre por lo que se inspeccionan uno a uno.

El pescado que se puede comer es el que tiene aletas y escamas, y sólo cuando cumplen estas dos condiciones a la vez. El resto no, es decir moluscos, mariscos, y demás están prohibidos.

Las frutas, verduras, hortalizas y cereales se pueden comer, todas sin excepción ya que todo lo que crece del suelo es kosher. Eso sí, hay que tener cuidado, porque si lleva insectos no se pueden, hay que limpiarlos bien y examinados a conciencia. Y por supuesto no tienen que haber sido tratados con insecticidas o ser transgénicos. Otras frutas que no se pueden comer son las de árboles de menos de 3 años.

Un vino para ser kosher debe haber sido tratado solo con bacterías o enzimas kosher. No se puede clarificar el vino con sangre, ni gelatinas ni caseína. Además las cuvas de fermentación, botellas –que deben ser nuevas-, etc., debe ser lavado a conciencia y bajo supervisión. Eso sin contar que toda la plantación de los viñedos debe ser bajo normas kosher.


Hoy en día, para certificar que un alimento es kosher o no lo es, existen empresas certificadoras que dan el sello de calidad Kosher. Estas empresas certifican que todo el proceso se realiza bajo las leyes judías.

Símbolos de identificación

Los productos alimenticios comerciales sujetos a inspección rabínica se identifican por símbolos de acuerdo a la institución que realiza la inspección. Se denominan Hejsher. Por ejemplo:
·         Una letra U encerrada en un círculo. Responde a la Unión Ortodoxa, es uno de los más aceptados en el mundo.

·         Diversos diseños con la letra K (de kosher) rodeada de otras letras, gráficos o símbolos.

·         La P encerrada en círculo, corresponde a comida kosher apta para la cena de Pascua.




domingo, 23 de febrero de 2014

Influencia judía en los pueblos de Jaén: Úbeda

Influencia judía en Úbeda:
  • El descubrimiento de la Sinagoga del Agua arroja nuevas luces sobre la historia de los judíos en Úbeda. La judería de la ciudad estaba situada en las proximidades de la colegiata de Santa María, junto a la antigua muralla, donde se abría una puerta que daba acceso al barrio sefardita. Sin embargo, la Sinagoga del Agua demuestra que la antigua comunidad hebrea excedía estos límites, y que es mucho mayor y más importante que lo imaginado.

La Sinagoga del Agua
  • En principio, la judería de Úbeda es un barrio seguro, protegido por los gobernantes de turno de la ciudad que obtienen múltiples servicios de quienes lo habitan. Aunque, la mayor parte de los judíos de Úbeda son agricultores. Sin embargo, esta situación cambia en el siglo XIII, tras la conquista castellana. El número de judíos aumenta en la ciudad, y se ven sometidos a leyes discriminatorias que les prohíben, por ejemplo, tener esclavos cristianos, o tener la tierra en propiedad. Se ven obligados, así, a buscarse la vida en actividades como el comercio, la artesanía, la recaudación de rentas o los préstamos. No obstante, la convivencia transcurre sin graves incidentes durante un tiempo, como lo demuestran los fueros de Baeza, Úbeda, e Iznatoraf. Pero, la chispa de la intolerancia termina por estallar y, en el año 1391, comienza la diáspora de los sefarditas de Úbeda, perseguidos por la ola antisemita que recorrió todo el país en el siglo XIV. A partir de entonces la vida de un judío en Úbeda no será nada fácil. 
  • Ejemplo de ello es lo sucedido a Fernando de Santisteban, judío y mercader de Úbeda. Según documentos del Archivo Histórico de la ciudad, es condenado por el Santo Oficio en el año 1482 a cárcel y confiscación de bienes, por hereje. Los judíos que gozan de cierta holgura económica, como es el caso de Fernando de Santisteban, son el blanco perfecto para las diabólicas maquinaciones de la entonces todopoderosa Inquisición.

    Casas judías en el casco antiguo de Úbeda




Influencia judía en Arjona

Influencia judía en Arjona:


  • Encontramos la iglesia de San Juan, en lo que fue una sinagoga, justo detrás de su esbelta torre, se extendía una amplia judería donde se concentraba la comunidad judía arjonera, una de las más ricas, poderosas y pobladas de la provincia.

  • En sus estrechas y empedradas calles encontrará un arco de ladrillo con la estrella de David y una Menorá (candelabro de siete brazos) que se asoma a un mirador que ofrece una espectacular vista de buena parte de la provincia de Jaén. 

Arco judío en Arjona

La Menorá

Influencia judía en Andújar y otros pueblos de la provincia



Influencia judía en Andújar:
  • La importante situación geográfica de Andújar y su siempre elevado número de vecinos, dará lugar a que distintos grupos étnicos la elijan para vivir en ella. Las profesiones de los nuevos judaizantes son modestas, como zapateros, sastres, merceros, pequeños tenderos, etc. Algunos se dedicarán al arriendo de determinadas contribuciones.
  • Esto  demuestra una presencia importante de judíos en Andújar, los cuales se agrupaban en la calle Juderías, perteneciente al distrito parroquial de Santa María, en el centro del recinto medieval. Un año después se vuelve a controlar a los lenceros portugueses.

Influencia judía en otros pueblos:

Encontramos la presencia de judíos en la provincia de Jaén tanto en los pueblos mencionados antes como en Baeza, junto con Linares y Cazorla en los que apenas se asentaron.

martes, 28 de enero de 2014

LOS JUDÍOS Y LA INQUISICIÓN EN JAÉN



       La Inquisición europea se fundó en el año 1220 por el Papa Honorio III pero sus inicios no fueron tan severos como en épocas posteriores. En la España medieval, los Reyes Católicos dieron un fuerte impulso a esta institución modificando algunas cuestiones como el hecho de que a partir de entonces serían  los propios reyes quienes designaran y expulsaran a los inquisidores y también serían los propios monarcas quienes tendrían el control económico del Santo Oficio. En el año 1481 fundaron el primer Tribunal en Sevilla, al año siguiente lo hicieron en Córdoba y en 1483 lo establecieron en Jaén y Ciudad Real. Este importante dato histórico demuestra el elevado número de población judeoconversa que tuvo que haber en Jaén para determinar su creación aquí antes que en muchas otras localidades españolas.          

       Al parecer, los primeros inquisidores se alojaban en una casa que el Condestable Iranzo poseía dentro de la misma judería. El Tribunal de la Inquisición se ubicó en el Convento de Santa Catalina Mártir (dominicos. Hoy, Archivo Histórico Provincial) donde permaneció hasta el año de 1526.

       Los Edictos de Fe se leían en la antigua Catedral gótica y los Autos de Fe comenzaron haciéndose en la misma judería, en la Plazuela de Santa Cruz, y posteriormente se celebraron en la Plaza de Santa María. Los sambenitos, o sacos penitenciales que los condenados estaban obligados a llevar, tras haber cumplido la condena se colgaban en la Catedral, junto a la antigua “Puerta del Caballico”, para su exposición pública y permanente, de modo que el reo y su familia quedaban así señalados para toda la vida. Los condenados a prisión, cumplirían su pena en la cárcel que se situaba al inicio de la actual calle Campanas, esquina con la Plaza de San Francisco y para los condenados a la hoguera, el brasero se situó en un lugar denominado Marrubial o Marrubiales, a las afueras de la ciudad pero en sitio aún no identificado.

       La Diócesis de Jaén contó durante la Edad Media con dos grandes obispos que ostentaron el cargo de Inquisidores Generales. El primero fue don Diego Deza, hombre de confianza de los Reyes Católicos y tutor de su hijo, el Príncipe Juan. Gran defensor de la aventura de Colón en América, influyó mucho en la Reina Isabel para que le apoyara en su viaje. Este obispo dirigió la diócesis giennense desde 1497  hasta 1500, fecha en que fue trasladado a Sevilla, donde murió y está enterrado.

        El otro gran Inquisidor fue su sucesor, don Alonso Suárez de la Fuente del Sauz, quien consiguió impedir durante su episcopado el traslado del Tribunal de Jaén a Granada. Ocupó la cátedra de Jaén desde 1500 hasta 1520. Este obispo está enterrado en la Capilla Mayor o del Santo Rostro de la Catedral.      

        En 1526,  Jaén pasó a depender del Tribunal de Córdoba y al poco ya la propia Inquisición se lamentaba de la falta de documentación del tribunal de Jaén, seguramente perdida en los traslados. En los siglos XVI y XVII la Inquisión buscaba en la ciudad de Jaén una casa particular en la que los judeoconversos se reunían clandestinamente para hacer sus rezos y aun en 1745 se procesó al médico de Jaén  Manuel de Acuña, acusado de ser criptojudío.


       En 1780, otro Inquisidor General, Agustín Rubín de Ceballos, se estableció como obispo de Jaén, hasta el año 1793  en que murió. Este prelado está enterrado en la Catedral de Jaén, en la Capilla de San Eufrasio de quien era muy devoto y cuyo retablo costeó.  

RESTOS MATERIALES DE LA PRESENCIA JUDÍA EN LA CIUDAD DE JAÉN


 RESTOS MATERIALES DE LA PRESENCIA JUDÍA EN LA CIUDAD DE JAÉN

En frente del Pilar del Arrabalejo se encontraba el cementerio judío.




La Sinagoga

       En el Real Monasterio de Santa Clara de Jaén,  la fachada trasera que da a la calle de Santa Cruz  presenta un pequeño trozo de muro que sobresale del resto y que muestra un corte muy irregular. Éste viene identificándose con el único vestigio que habría sobrevivido de la antigua Parroquia de Santa Cruz, anterior sinagoga en tiempos medievales. La existencia de esta sinagoga queda demostrada gracias a un documento de 1413 emitido por el Cardenal de Montearagón, referido a un pleito de las monjas de Santa Clara con la nueva iglesia de Santa Cruz que se señala como antigua sinagoga y de la que se indica que estaba situada al otro lado del refectorio del convento.

       Se desconoce la fecha exacta en que la sinagoga se vio obligada a transformarse en templo cristiano pero tradicionalmente se establece como la más probable los últimos años del siglo XIV, cuando se desataron los progroms más violentos.


       En el siglo XIX, Santa Cruz se cerró al culto definitivamente y el convento amplió su fábrica hasta quedar como en la actualidad. 

Sobre la Iglesia de San Andrés

Sobre la Iglesia de San Andrés

       En el año de 1971, don José Chamorro en su “Guía artística y monumental de la ciudad de Jaén” expresaba acerca de la iglesia de San Andrés que los arcos mudéjares de sus naves “… evocan el recuerdo de Santa María la Blanca y que, apreciados por distinguidos hebraístas, han afirmado que sin duda tienen su origen en algún edificio judío, principalmente sinagoga”.

       Posteriormente, los Historiadores del Arte don Pedro Galera y Luz de Ulierte, magníficos conocedores y estudiosos del Patrimonio Artístico de Jaén, se hicieron eco también de esta posible vinculación de San Andrés con una sinagoga.

       El Historiador don Luis Coronas y el Arqueólogo don Vicente Salvatierra, ambos máximos especialistas en el período histórico de que tratamos, en cambio, descartan tal posibilidad argumentando las siguientes razones de peso: Por una parte, está documentada la existencia de la Iglesia de San Andrés ya en el año 1311, momento en que los reyes cristianos aún se mostraban tolerantes con los judíos por lo que no es probable que les arrebataran su sinagoga para la construcción de un nuevo templo cristiano.

       Por otra parte, la entrada principal de la Iglesia de San Andrés se abre a una calle  que en época medieval quedaba fuera del espacio físico de la judería y además se trataba de una de las vías principales que conectaría directamente la ciudad con una de las puertas de la muralla - la Puerta de Baeza - por lo que resulta impensable que el poder dominante, islámico primero y cristiano después, permitiera a la minoría judía acceder a su sinagoga desde este punto.  Este argumento cambiaría si se descubriera que en aquellos tiempos, la puerta principal de la iglesia de San Andrés no tenía el mismo emplazamiento que en la actualidad sino que se ubicaba en otra calle que sí quedara dentro del espacio físico del barrio judío. Pero esta es una cuestión que de momento se nos escapa.


       Don Rafael Cámara, Presidente de la Asociación Cultural “Iuventa” defiende   la postura de que San Andrés sí fue una sinagoga inicialmente. Para ello se basa en un cúmulo de coincidencias sobre dicha iglesia que, contextualizadas en un marco físico que linda con la antigua judería gienense, se convertirían para él en indicios también de peso para justificar su origen como templo judío. Así, para el sr. Cámara, estas coincidencias-indicios serían: una entrada principal mucho más sencilla que el resto de iglesias históricas de la ciudad (las sinagogas presentan accesos muy sencillos); la puerta de entrada no queda frente al altar mayor (las sinagogas nunca tenían la puerta de entrada frente a la orientación del templo para que al salir de la misma no se diera nunca la espalda a la Torá); la orientación del templo hacia el este; el pavimento interior del templo a un nivel inferior al de la calle (las sinagogas solían situarse por debajo del resto de templos cristianos); la similitud artística de la planta del templo con las iglesias de Santa María la Blanca, de Toledo, y la Iglesia del Corpus Christi  de Segovia, ambas inicialmente sinagogas; la presencia de un patio que recordaría los patios de acceso de las sinagogas; la denominación popular antigua de la actual calle del Rostro como la calle “de las Escuelas” por la presencia del colegio de San Andrés (pero que para Rafael Cámara serían reminiscencias de la presencia en el mismo lugar de la yesibah o centro de estudios religioso judío que habría unido a la sinagoga);  entre otras.

La Yad

La Yad

       La palabra Yad significa en hebreo “mano” y así es como los judíos denominan al puntero con el que el rabino sigue la lectura de la Torah para evitar el contacto directo de ésta con el cuerpo humano, una forma de evitar la “contaminación” del libro sagrado con sustancias impuras.

       En las excavaciones arqueológicas  realizadas en el solar ocupado hoy por la Casa de las Artes “Sabetay d’Jaen” (Universidad Popular), en el corazón de la judería, se descubrió uno de estos punteros en la bodega de una casona del siglo XIV, aunque su identificación no está aún del todo clara. Para unos especialistas podría tratarse de un adorno para el pelo y para otros se ajusta a lo que sería un puntero judío o yad. El objeto en cuestión parece estar realizado en marfil, aparece labrado en su parte superior con 7 círculos concéntricos y presenta una pequeña hendidura de sujeción, como para quedar colgando de algún punto (¿del libro de la Torá?)


         El descubrimiento de este objeto, claramente asociado a la religión judía, demostraría la presencia de judíos (conversos aparentemente) en la ciudad de Jaén aún después de la expulsión de 1492 y refutaría la identificación tradicional de este barrio como la verdadera judería de Jaén.

El Coro de la Catedral

El Coro de la Catedral

       La sillería del coro de la Catedral se ejecutó a lo largo del siglo XVI, añadiéndose algunos elementos en el siglo XVIII. Por su similitud con la de la Catedral de Burgos, podría pensarse en el escultor Felipe Bigarny como autor de su traza. En ella trabajaron
en sus inicios Gutierre Gierero, Juan López de Velasco y Jerónimo Quijano y más tarde, en la época barroca, lo hicieron Julio Fernández y Miguel Arias.

       Sus relieves decorativos muestran imágenes de santos y escenas bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamento, es decir, escenas de la historia del pueblo judío.

       A lo largo de la historia, el arte ha creado un estereotipo del aspecto físico que tendría un judío para ayudar fácilmente a su identificación: rostros con nariz aguileña, mentón pronunciado y, en numerosas ocasiones, rostros de semblante feo y desagradable, para que el espectador los asociara rápidamente con  algo casi maligno que había que rechazar. Muchas de las representaciones de judíos que aparecen en la sillería de la catedral participan de estos estereotipos.

       Pero más allá de estas “estampas de judíos” predeterminadas, el coro de Jaén nos muestra  cómo eran sus vestimentas, no en la Palestina de Jesús, sino en el Jaén de principios del siglo XVI cuando se hicieron las sillas corales. Y nos enseñan también los sambenitos de los condenados por la Inquisición y  las características rodelas que los judíos estuvieron obligados a llevar, impuestas por leyes reales y normas de la Iglesia desde época medieval. Las rodelas eran pequeños trozos de tela de forma circular, de color rojo o amarillo, que se colocaban en el hombro, sobre el vestido o sobre la capa, como una marca o distintivo de su condición de judíos.   

       Especialmente interesantes resultan los relieves que narran las escenas del Nuevo Testamento. Así, en las escenas de la Circuncisión y la Presentación de Jesús en el Templo, el rabino que oficia la ceremonia porta en su cabeza una mitra de obispo, “error” intencionado para indicar de forma didáctica al espectador cristiano su condición de máxima autoridad espiritual, aun cuando  se tratase de otra religión.

        La escena de Jesús expulsando a los mercaderes del Templo es, sin duda, una de las más interesantes, pues nos muestra al mismo tiempo un personaje que porta el sambenito y otro que lleva la rodela. Igualmente, en la escena de Judas cogiendo el dinero por el que ha traicionado a Jesús y en la tabla nº 44 del Antiguo Testamento, otros dos personajes llevan sobre sus capas la rodela.

       Las tablas que desarrollan la Pasión de Cristo, cambian en numerosas ocasiones a los soldados romanos por figuras de judíos: la flagelación, poniéndole la corona de espinas, escupiéndole y abofeteándole, presentándolo al pueblo para que eligiera entre Él y Barrabás, en el episodio de Pilatos lavándose las manos, en el via-crucis, crucificándolo y sorteándose la túnica y hasta el mismísimo soldado que le dio la lanzada se transforma en un auténtico sefardí.


       Finalmente, la tabla nº 68 del Antiguo Testamento muestra al Gran Rabino (nuevamente con mitra de Papa) en el interior del Templo de Jerusalén, junto a la Menorah o candelabro de siete brazos, símbolo bíblico por excelencia del judaísmo. 


El Friso gótico de la Catedral

                                                  El Friso gótico de la Catedral

       La fachada trasera de la Catedral, orientada hacia la calle de Valparaíso o “callejón de la mona”, está recorrida en toda su longitud por una moldura de estilo gótico florido fechada hacia finales del siglo XV y principios del siglo XVI y atribuida al cantero Enrique Egas. Poco más podríamos añadir a tenor de la documentación escrita de la época que se ha conservado al respecto.

       El profesor gienense don Emilio Luis Lara López, doctor en antropología, ha estudiado la cenefa durante varios años y según su criterio tendría la siguiente interpretación: Para el profesor Lara López,  la popular “mona” de la catedral representaría al judío sedente, figura que abre un discurso antisemita de advertencia al cristiano medieval, para que éste no caiga en la tentación de judaizar  e incluso para invitar a los propios judíos a la conversión como medio de rechazar al maligno y alcanzar la salvación.



       Así  contextualizados, los diferentes elementos decorativos  que recorren la cenefa se interpretan como símbolos judíos (figuras de cerdos que aludirían a los “marranos”, es decir, a los judeoconversos tal y como se les llamaba en aquella época), cristianos (granadas que simbolizarían la Iglesia; una gárgola con posible forma de pelícano y espigas de trigo que representarían la eucaristía; conchas que significarían el bautismo, la conversión, etc.) e inquisitoriales (figuras humanas y animales atadas a unas ruedas en llamas que podrían representar a los conversos penitenciados, condenados a la hoguera por la Inquisición).