La Yad
La palabra Yad significa en hebreo “mano” y así es como los
judíos denominan al puntero con el que el rabino sigue la lectura de la Torah
para evitar el contacto directo de ésta con el cuerpo humano, una forma de
evitar la “contaminación” del libro sagrado con sustancias impuras.
En las excavaciones arqueológicas
realizadas en el solar ocupado hoy por la Casa de las Artes “Sabetay
d’Jaen” (Universidad Popular), en el corazón de la judería, se descubrió uno de
estos punteros en la bodega de una casona del siglo XIV, aunque su
identificación no está aún del todo clara. Para unos especialistas podría
tratarse de un adorno para el pelo y para otros se ajusta a lo que sería un
puntero judío o yad. El objeto en cuestión parece estar realizado en marfil,
aparece labrado en su parte superior con 7 círculos concéntricos y presenta una
pequeña hendidura de sujeción, como para quedar colgando de algún punto (¿del
libro de la Torá?)
El descubrimiento de este objeto, claramente asociado a la religión
judía, demostraría la presencia de judíos (conversos aparentemente) en la
ciudad de Jaén aún después de la expulsión de 1492 y refutaría la
identificación tradicional de este barrio como la verdadera judería de Jaén.
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